La historia de Lo Hermida, población ubicada en Peñalolén entre Américo Vespucio y Tobalaba de oriente a poniente y entre Avenida Grecia y Viña Cousiño de norte a sur, se comienza a gestar a fines de la década del 60.
Parte de ella se construyó gracias a la Operación Sitio, política habitacional de la administración del Presidente Eduardo Frei Montalva. La otra fue por iniciativa de personas que no tenían techo y que vieron en este sector el lugar ideal para comenzar a construir sus casas y sus sueños.
Edmundo Garabito fue parte del movimiento de pobladores que dio vida a esta población. Llegó a los 18 años con la intención de encontrar vivienda para él y su hermana. En noviembre de 1970, levantaron los primeros cimientos en lo que llamaban en aquella época el campamento Asalto al Cuartel Moncada.
Durante esos años, Edmundo era dirigente vecinal, se organizaba con otros compañeros y se encargaba de suministrar elementos esenciales para la población como medicamentos y alimentación. “Íbamos a los laboratorios y pedíamos remedios, a la Vega Central para pedir verduras y frutas y también en las ferias que estaban cerca, nos encargábamos de que comieran los niños y las mujeres primero, luego los maridos y jóvenes”, comenta.
Para mejorar la calidad de vida de los vecinos se formaban grupos que ayudaban colectivamente en la construcción de las viviendas. Edmundo recuerda: “Hacíamos pozos sépticos en todas las esquinas y pilones de agua para que la gente no caminara demasiado. Tomábamos parte de la corriente del tendido eléctrico público y tirábamos cables a las casas, le alcanzaba a los vecinos para conectar dos ampolletas y un enchufe”.
Durante los años de la Unidad Popular no había recorridos de locomoción colectiva que llegara hasta Lo Hermida, lo que se solucionó de manera radical. “Hablamos con el encargado de la garita, que estaba en la entrada de Lo Hermida, le dijimos que necesitábamos que llegaran las micros hasta más arriba (Tobalaba) y nos dijo que no podía hacer nada, así que agarramos un tractor y un carro coloso y nos trajimos a la fuerza la cabina, con encargado y todo. Luego las micros tenían que ir obligadas hasta donde estaba la garita. Con el tiempo el ministerio ordenó trayectos hasta acá”.
Los años de la dictadura fueron terribles, Edmundo recuerda a los compañeros que perdió y el temor reinante. También se acuerda de Osvaldo Romo Mena, el “Guatón” Romo, dirigente del MIR que, tras el golpe, delató a personas de izquierda y participó en la desaparición y asesinato de líderes de oposición al régimen militar.
Algunos jóvenes de la población sienten que con el retorno de la democracia en Lo Hermida aumentó la indiferencia, el individualismo y el consumismo, perdiendo el sentido de pertenencia colectiva. Aun así, intentan día a día a través de organizaciones culturales y sociales rememorar los tiempos que dieron vida a la población, lugar histórico de lucha popular en décadas pasadas
(Fuente: www.lanacion.cl)
Parte de ella se construyó gracias a la Operación Sitio, política habitacional de la administración del Presidente Eduardo Frei Montalva. La otra fue por iniciativa de personas que no tenían techo y que vieron en este sector el lugar ideal para comenzar a construir sus casas y sus sueños.
Edmundo Garabito fue parte del movimiento de pobladores que dio vida a esta población. Llegó a los 18 años con la intención de encontrar vivienda para él y su hermana. En noviembre de 1970, levantaron los primeros cimientos en lo que llamaban en aquella época el campamento Asalto al Cuartel Moncada.
Durante esos años, Edmundo era dirigente vecinal, se organizaba con otros compañeros y se encargaba de suministrar elementos esenciales para la población como medicamentos y alimentación. “Íbamos a los laboratorios y pedíamos remedios, a la Vega Central para pedir verduras y frutas y también en las ferias que estaban cerca, nos encargábamos de que comieran los niños y las mujeres primero, luego los maridos y jóvenes”, comenta.
Para mejorar la calidad de vida de los vecinos se formaban grupos que ayudaban colectivamente en la construcción de las viviendas. Edmundo recuerda: “Hacíamos pozos sépticos en todas las esquinas y pilones de agua para que la gente no caminara demasiado. Tomábamos parte de la corriente del tendido eléctrico público y tirábamos cables a las casas, le alcanzaba a los vecinos para conectar dos ampolletas y un enchufe”.
Durante los años de la Unidad Popular no había recorridos de locomoción colectiva que llegara hasta Lo Hermida, lo que se solucionó de manera radical. “Hablamos con el encargado de la garita, que estaba en la entrada de Lo Hermida, le dijimos que necesitábamos que llegaran las micros hasta más arriba (Tobalaba) y nos dijo que no podía hacer nada, así que agarramos un tractor y un carro coloso y nos trajimos a la fuerza la cabina, con encargado y todo. Luego las micros tenían que ir obligadas hasta donde estaba la garita. Con el tiempo el ministerio ordenó trayectos hasta acá”.
Los años de la dictadura fueron terribles, Edmundo recuerda a los compañeros que perdió y el temor reinante. También se acuerda de Osvaldo Romo Mena, el “Guatón” Romo, dirigente del MIR que, tras el golpe, delató a personas de izquierda y participó en la desaparición y asesinato de líderes de oposición al régimen militar.
Algunos jóvenes de la población sienten que con el retorno de la democracia en Lo Hermida aumentó la indiferencia, el individualismo y el consumismo, perdiendo el sentido de pertenencia colectiva. Aun así, intentan día a día a través de organizaciones culturales y sociales rememorar los tiempos que dieron vida a la población, lugar histórico de lucha popular en décadas pasadas
(Fuente: www.lanacion.cl)
1 comentario:
orgullosa de mi Tio que ayudo a. Tanta gente, y hoy nos hace mucha falta dos años ya que nos dejo y a pesar de su partida dejo una linda huella.
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