“Aún está instalada esa imagen del artista bohemio romántico del siglo XIX, o la idea de que las mujeres que nos dedicamos a este campo lo hacemos como hobby o porque tenemos maridos que nos subvencionan”, cuenta Soledad Novoa. Presidenta de Arte Contemporáneo Asociado: la organización nacional que reúne a las figuras en torno a las artes visuales, identifica uno de los mayores problemas que sufren los profesionales de este gremio: la invisibilidad de sus obras.
“En nuestro país, a nivel social y simbólico, las artes visuales -paradójicamente- son invisibles. Esto quiere decir que la producción no es suficientemente reconocida ni valorada, y que nuestro sector y quienes trabajamos en él, no somos reconocidos como profesionales” afirma Novoa y lo identifica como el tema central del encuentro que se realizará mañana y pasado en el Museo de Arte Contemporáneo del Parque Forestal junto a figuras políticas y del gremio, además de la participación esencial de la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña (AAVC).
El evento, busca generar las líneas del “Código de buenas prácticas profesionales para el sector de las artes visuales en Chile”, documento que define la institucionalidad en torno a la colectividad.
El año 2005 la artista Ángela Ramírez ganó el concurso de la Comisión Nemesio Antúnez del Ministerio de Obras Públicas. La obra se realizaría en el Centro de Justicia de Santiago pero nunca pudo ser realizada: el mensaje del ministro de Justicia, Luis Bates, anunciaba que la obra era “una ofensa al Poder Judicial chileno” y la frenó para siempre.
En otro caso, una creación de Matilde Pérez para el Centro Comercial Apumanque fue sacada del aire por decisión comercial sin consultar a nadie. Así sucede con muchas obras nacionales. Censura y vaguedades en los derechos de propiedad son vientos que las creaciones deben soportar para subsistir en el medio nacional.
“La institucionalidad en general es débil, nuestros museos no cuentan con recursos suficientes para la adquisición de obras y generación o fortalecimiento de sus colecciones”, sigue Novoa y concluye que los artistas finalmente deben optar por la subsistencia económica. Estos y otros problemas podrían ver salida en el “código de buenas prácticas” que la organización busca realizar con compromiso del Consejo Nacional de la Cultura de las Artes.
“La legislación actual referente a los derechos de los artistas y protección de sus obras no es muy precisa”, explica la vicepresidenta de ACA, Ana María Saavedra y agrega: “Contamos con un diagnóstico. Ya sabemos que estas situaciones nos afectan a todos, ahora debemos preguntarnos cómo podemos comenzar a trabajar en conjunto para fortalecer el sector”.
“En nuestro país, a nivel social y simbólico, las artes visuales -paradójicamente- son invisibles. Esto quiere decir que la producción no es suficientemente reconocida ni valorada, y que nuestro sector y quienes trabajamos en él, no somos reconocidos como profesionales” afirma Novoa y lo identifica como el tema central del encuentro que se realizará mañana y pasado en el Museo de Arte Contemporáneo del Parque Forestal junto a figuras políticas y del gremio, además de la participación esencial de la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña (AAVC).
El evento, busca generar las líneas del “Código de buenas prácticas profesionales para el sector de las artes visuales en Chile”, documento que define la institucionalidad en torno a la colectividad.
El año 2005 la artista Ángela Ramírez ganó el concurso de la Comisión Nemesio Antúnez del Ministerio de Obras Públicas. La obra se realizaría en el Centro de Justicia de Santiago pero nunca pudo ser realizada: el mensaje del ministro de Justicia, Luis Bates, anunciaba que la obra era “una ofensa al Poder Judicial chileno” y la frenó para siempre.
En otro caso, una creación de Matilde Pérez para el Centro Comercial Apumanque fue sacada del aire por decisión comercial sin consultar a nadie. Así sucede con muchas obras nacionales. Censura y vaguedades en los derechos de propiedad son vientos que las creaciones deben soportar para subsistir en el medio nacional.
“La institucionalidad en general es débil, nuestros museos no cuentan con recursos suficientes para la adquisición de obras y generación o fortalecimiento de sus colecciones”, sigue Novoa y concluye que los artistas finalmente deben optar por la subsistencia económica. Estos y otros problemas podrían ver salida en el “código de buenas prácticas” que la organización busca realizar con compromiso del Consejo Nacional de la Cultura de las Artes.
“La legislación actual referente a los derechos de los artistas y protección de sus obras no es muy precisa”, explica la vicepresidenta de ACA, Ana María Saavedra y agrega: “Contamos con un diagnóstico. Ya sabemos que estas situaciones nos afectan a todos, ahora debemos preguntarnos cómo podemos comenzar a trabajar en conjunto para fortalecer el sector”.
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